10.03.14 – 21:56 – NORTE DE CASTILLA
A. G. Encinas | Valladolid
El sufijo ismo significa actitud. Y también movimiento. Feminismo y ecologismo, en cuanto a actitud y a movimiento, eran corrientes destinadas a encontrarse, viéndolo desde ese punto de vista. Y aunque el encuentro ha llegado primero al mundo anglosajón, según explicaba Alicia Puleo, empieza a darse en España. Ayer, por ejemplo, en la UVA, en el foro Mujeres, Medio Ambiente y Desarrollo. Y es un encuentro, matizaba Puleo, «no una fusión en la que se pierden los rasgos definitorios».
«El feminismo es un movimiento por el reconocimiento de las mujeres como personas. ¿Cómo se encuentra con el ecologismo? Porque el feminismo siempre fue un movimiento despierto, curioso, interesado por todas las teorías y problemas actuales», señalaba Puleo, doctora en Filosofía.
Un encuentro que a veces deriva en encontronazos, porque no siempre es sencillo hacer coincidir determinadas ideas. Por ejemplo, la parte del ecologismo que ‘santifica’ la vida por encima de todo no casa con la defensa del derecho a decidir sobre el aborto. «Se encuentran, sí, pero con dificultades, porque no todas las feministas son conscientes de los problemas medioambientales, y no todos los ecologistas son partidarios del feminismo. Pero sí está habiendo un acercamiento bastante fuerte. Es normal porque tanto uno como otro han sido llamados nuevos movimientos sociales, movimientos que redefinen la realidad, que la ven de otra manera», describía Puleo.
Pero más allá de la discrepancia, lo que une a feminismo y ecologismo es, según explicó la antropóloga Yayo Herrero, que «ofrecen la posibilidad de volver a mirarnos como especie». Una mirada distinta, claro. «Sería muy inteligente que se acercaran y unieran sus maneras de entender el mundo, porque sería enormemente provechoso», aseguró.
Su fuerza, como conjunción de ismos, está en sus valores comunes, como argumentó Nina Infante, presidenta del Foro Feminista de Castilla y León. «El ecologismo y el feminismo tienen valores de liberación, conservación, pensar en los demás, en el futuro, trabajar analizando la situación actual…». Y animaba a no quedarse ahí, sino en profundizar aprovechando esa curiosidad del feminismo de la que hablaba Alicia Puleo. «Unirse también a otras fuerzas. Es fundamental esa unión y esa movilización de la sociedad», y más ahora, cuando asegura que se está produciendo «una reacción fortísima» tanto contra el feminismo como contra el ecologismo. ¿El ejemplo? Como es obvio, la ley Gallardón, que ocupó parte del tiempo de la mesa redonda.
Reorganizar el lugar que ocupa el trabajo en la vida de las personas, redefinir la sociedad y los roles de hombres y mujeres, el modo en el que se consume o el modelo energético… Desde luego harán falta más ismos en esta conjura que tiene aún muchos retos pendientes. A la vista de los recortes sociales desgranados durante la charla por Nina Infante, ni el ecologismo ni el feminismo, por separado, están cerca de conseguir sus objetivos ideales.