La Declaración Universal de los Derechos Humanos, fue adoptada por la Asamblea General de la ONU el 10 de diciembre de 1948. Trata de preservar la libertad, dignidad y vida de los seres humanos, pero como la mitad de la población: las mujeres, eran descartadas del privilegio de disfrutar de esos derechos, se tuvo que llegar modificaciones y a la Cedaw en 1979 (Convenio para eliminar discriminaciones hacia las mujeres). Este subraya que:

«El papel tradicional del hombre en la familia y en la sociedad debe evolucionar tanto como el de la mujer si se quiere alcanzar una verdadera igualdad entre el hombre y la mujer» (preámbulo);
los estados parte [.] acuerdan [.] «adoptar todas las medidas apropiadas, incluso de carácter legislativo, para modificar o derogar leyes, reglamentos, usos y prácticas que constituyan discriminación contra la mujer» (artículo 2).»


«Los Estados Partes tomarán en todas las esferas, y en particular en las esferas política, social, económica y cultural, todas las medidas apropiadas, incluso de carácter legislativo, para asegurar el pleno desarrollo y adelanto de la mujer, con el objeto de garantizarle el ejercicio y el goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales en igualdad de condiciones con el hombre (artículo 3)».

«Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para: a) Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres (artículo 5)».

Estas modificaciones sufren numerosas transgresiones y no son respetadas por estados que claman por los DDHH sólo aplicables a los varones, o tardan en aplicar determinados puntos. No parece que haya voluntad real por modificar ni mentalidades ni comportamientos y somos las propias mujeres quiénes debemos vigilar y pelear por el cumplimiento de esos artículos

Dado que todas las civilizaciones han sido patriarcales, sea cual sea la situación general de los derechos humanos en una sociedad, las mujeres, más que los hombres, han sido víctimas de violaciones de los derechos humanos.

Las mujeres constituyen el grupo más pobre y desfavorecido de sus comunidades. Se les niega el acceso a la educación, la formación profesional, el empleo, el ocio, los ingresos, la propiedad, la atención sanitaria, los cargos públicos, la toma de decisiones, las libertades y el control sobre sus propios cuerpos y vidas. Las normas culturales, las leyes y las filosofías, sobre todo las consideradas progresistas y emancipadoras, suelen discriminar a las mujeres.

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